Apreciados Js:
Pasadas ya más
de 24 horas digiriendo el partido contra YYYYYY de los benjamines, incluyendo
conversaciones en casa, con vosotros o con otra gente, y con “los otros”, puede ser momento de ser
convocados a reflexión.
De todos
los partidos hay que sacar consecuencias, de todos, no solo de los que
escuecen. Y este escuece aún. Todos sabemos por qué. Pero para tomar decisiones
hay que intentar no estar influidos por sentimientos.
Os reflejo
mis reflexiones por si os sirven de algo. Son mías, y no tienen por qué ser
ciertas. Al fin y al cabo el “Saso” no es mi día a día. Aunque bien es cierto
que en este caso y por tratarse del rival que se trata va a influir un tiempo
en mis relaciones sociales próximas.
Primero. Hubo mala suerte, es cierto. Asumido. No fue el dia. Por cierto que
el árbitro no influyó tanto.
Segunda. Para nosotros fue un partido más, para ellos no. Nuestro
planteamiento social es el correcto. Eso creo. Más aún, nuestro colectivo
intentó quitar dentro de lo posible hierro al tema. Y como lo creo, también se
que habrá que trabajar para aprender y olvidar.
No obstante
hay que trabajar en la cabeza de los jugadores que un partido es un partido,
más allá de circunstancias (niñas, ruido, miedos,…) o conocimientos (amigos,
resultados,…). En el juego importa el juego. En este caso: amigos antes, y
amigos después, pero NO amigos durante. Eso no quiere decir enemigos u odio,
quiere decir rivales.
Tercero. El planteamiento del partido fue “incorrecto”. Más contra un equipo que te conoce demasiado. Este
equipo no puede jugar de tu a tu a nadie. No sabe elaborar jugadas. No tiene el
cerebro para ello, ni los chicos tienen asumidos este rol. Es lo que hay, al
menos a fecha de hoy.
Debe jugar
agazapado, esperando, peleando, asegurándose terreno para correr y golpear al
contraataque rápido y breve. Puede parecer un contrasentido por no tener
mimbres para convertirte en un equipo defensivo. Pero es el modo de asegurarte
el terreno libre para correr, y esto implica actuar de un modo concreto en
defensa (concentración, tensión, ayudas, poco espacio, evitar tiros y
faltas...)
Cuarto. El equipo tiene una fuerte descompensación anímica en cuanto a
implicación. Esto hace que algunos jugadores se impliquen en demasía y otros
jueguen con dejadez. Esto provoca fuertes alteraciones en el juego colectivo.
La gente
debe asumir su papel y responsabilidad, y “no quedarse corto ni
extralimitarse”, cada uno a lo suyo.
Quinto. El jugador “estrella” fue sometido a un marcaje individual.
Sinceramente con esto no contaba, no a estas edades (esto implica
planteamientos que cada uno debe deducir). Hay que preparar a cada uno en este
papel, y a “este” en concreto mostrarle lo que puede hacer en estos casos en
bien del equipo.
Es una
reflexión que enlaza con la anterior, pues el equipo jugó mejor (colectivamente
hablando) estando este jugador “para todo” fuera del juego. Hay que averiguar
por qué, porque no es la primera vez que sucede, de hecho sucede siempre.
Es también
una explicación para que el equipo contrario, conocido por nosotros, haya
progresado. El motivo es que la carencia obliga a esforzarse tanto a nivel
individual como en disciplina colectiva.
Sexto. Como ya he comentado en otras ocasiones en esto aprendemos todos:
niños, padres y entrenadores. Y a este que tenemos hay que enseñarlo también.
Ha que preparar los partidos, y analizarlos después.
Todo esto
es solo un consejo no una critica, pues cada uno somos como somos. No cambiemos
las expectativas por hechos circunstanciales. No cambiemos el rumbo porque un
golpe nos aturda, pero aprendamos de ello y reaccionemos en consecuencia.
Gracias por
vuestra consideración. Espero ser una ayuda amable, nada más.