En León, a 20 de octubre de 2009.
Estimado XXX:
Escribo como la otra vez, dejando a tu criterio el
transmitir estas opiniones, si lo estimas oportuno y a tu modo de entender, a
los entrenadores. No quiero interferir en modo alguno en su actividad o
menoscabar su autoridad.
Esta tiene que ser sin duda una carta de ánimo.
Animo para seguir creando un equipo, ánimo para dotarle de un carácter propio,
ánimo para pelear siempre, ánimo para divertirse jugando.
No puedo decir como se consigue eso, no lo se. A
unos les vale rezar antes del partido, a otros hacer un grito de guerra, a
otros tener un lema, a otros una presión anímica constante por la
responsabilidad del club, de la camiseta.
Pero realmente es magia. Hay una gran película
sobre eso, de rugby americano: la leyenda de los titanes. Se palpa la magia del
momento en que ellos se reconocen como equipo. Y eso, ESO, falta en este
equipo, se nota en las celebraciones de cada gol, se nota en los cambios, se
nota en la terminación de las jugadas. No hay sentimiento ni esfuerzo grupal o
colectivo.
Con el portero es encima más complicado. Un portero
forma parte del equipo, y no lo forma. De hecho, el equipo se entrena CONTRA sus
propios porteros. El es distinto en su juego, su entrenamiento, su posición, su
responsabilidad. Pero un equipo no puede jugar sin portero. Hay que reconocerle su distinta naturaleza, y
a la vez conseguir que se sienta parte del equipo.
Con esto quiero comentar mi desconcierto con una
practica habitual de casi todos los equipos: el calentamiento. A mi modo de ver
el calentamiento se realiza para varias cuestiones:
o
Calentar
el cuerpo (obvio)
o
Irse
concentrando en el partido (cada uno tiene su modo)
o
Tomar
contacto con el terreno de juego y el balón (vital).
o
Coger
confianza (lo mas importante para el portero).
Si se piensa esto, se verá lo que quiero decir. El
portero tiene su propio calentamiento. Tiene que hacerse al campo, al balón,
entrar en situación, preparar su cuerpo y su mente… y… coger confianza.
Por ello no vale de nada castigarle a tiros de sus
propios compañeros, al revés. Es preferible una mayoría de toques ligeros
estirando y algún que otro golpe duro para terminar. Pero trabajando sobretodo
su concentración y su confianza.
Este es el punto principal: la concentración (no
irse del partido), el esfuerzo en cada jugada (nunca confiarse con un balón),
el saber lo que hacer en cada momento (la tranquilidad del saber). Eso es lo
que hay que trabajar en su calentamiento.
Un portero debe parar: esa es su obligación básica.
Aún más: debe parar lo fácil, de modo inexcusable e ineludible. Mi experiencia
es que un equipo prefiere un portero del que sabe que esperar, que un portero por
bueno que sea pero con quien no tiene confianza de regularidad. Dejemos que lo
difícil se pare de vez en cuando, al fin y al cabo los milagros se llaman asi
por algo.
Eso no es impedimento para fallar. Todos podemos
fallar, de hecho fallamos. Un gol muy similar al quinto del sábado le metieron
a Arconada en la final de la eurocopa en Paris, en una falta directa. Lo que no
se puede es renunciar, huir del partido, no presentar batalla siempre, no
esforzarse siempre.
Un portero
se hace repitiendo cientos de veces los mismos gestos, fabricando los hábitos
que generan las reacciones. Es un trabajo lento, pero de éxito seguro si el
portero colabora.
Carlos, últimamente pierde la posición de la
portería, tiende a irse de posición. Esto ya lo hacía en años anteriores. Hay
que trabajar con ello. El modo es entrenar desorientándolo y haciéndolo tomar
posición a la carrera en la portería (tiros de espalda a una voz, agachado, con
volatín,…).
Quiero terminar con un comentario sobre los
corners. Estoy por supuesto de acuerdo con colocar una persona al primer palo.
Valdrá, siempre que tenga presente que esta ahí para impedir que el balón pase,
esa es su misión, a veces es más útil una persona a la corta (sobretodo si
ellos entran en carrera), aunque tapa la visión del portero.
Pero muy pocas veces justifiqué una persona en el
segundo palo. Por varias cuestiones. La primera reduce gente de otras partes
del campo, favoreciendo que entren más jugadores contrarios a rematar. La
segunda amontona más gente en las inmediaciones de la portería, cuestión que
suele ser un peligro. La tercera, desconozco su misión, salvo que sea proteger
la espalda del portero.
¿Cuál es su misión con un portero de la envergadura
de Carlos? Yo solo lo justifico si ellos
son demasiado altos y seguros en el remate. Acumulando gente bajo los palos
reduces los huecos disponibles en el remate. Habría que pensar algo más en
esto, creo. Y practicarlo claro. Solo se hace en grupo lo que se practica en
grupo.
Mandar… mandar esta muy bien. Carlos lo hace mejor
cada día: nombre-orden. Ahora hay que animarle a animar, siempre, a los suyos,
palabras de apoyo, gritos de alabanza. Si solo se manda, se corre el riesgo de que
cuando falle él se lo echen en cara (por mandón). Eso además conseguirá que se
mantenga en el partido, pues puede animar a voces con cualquier jugada,
incluyendo las de ataque, y además sentirse así parte del equipo (ya que nunca
celebrará el gol con sus compañeros, se quedará sólo, celebrándolo en su
portería).
Han mejorado muchas cosas, animo.
Siempre con intención de ayudar, un saludo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siempre es AGRADABLE saber lo que opinas !!!