domingo, 26 de enero de 2014

Ordenar, reñir y animar

CARTA A LOS ENTRENADORES
En Valladolid, a 12 octubre 2009.

Estimado XXX:

Te escribo una nota de disculpa para los entrenadores del equipo de alevines. Quiero disculparme con ellos. Me gustaría que se la hicieses llegar si así lo estimas oportuno. No quiero interferir en vuestra actividad, creo que lo sabes.

Apreciados entrenadores:

Todos crecemos con esta actividad de nuestros hijos: nuestros hijos, los padres, los entrenadores. Todos. Los padres aprendemos que son nuestros hijos los que juegan, ganan y pierden; son ellos. No tenemos poder algunos sobre ellos, y no nos representan en modo alguno. El futbol, el equipo, el campo, el partido: es SU territorio. Un territorio al que solo tenemos acceso como uno más de los espectadores.

No estuvo bien por mi parte, haciéndoos ver a voz en grito una actitud vuestra. Os pido disculpas. En toda mi vida como jugador aprendí a NO cuestionar la actitud de un entrenador o las decisiones de un arbitro: NO ARREGLAN NADA, solo lo empeoran todo, y además hace que te desconcentres de tu tarea.

Pero tenía y tengo, una regla de oro. Es una regla básica. La aprendí ya de mayor, al leer una entrevista a Arconada, un autentico mito para mi. Le preguntaban por su modo de mandar a sus propios jugadores. El comentó que mandar es una cosa y reñir otra. El reñía siempre en jugadas de peligro, pero NUNCA en un gol. En una situación así, el que ha fallado lo sabe, de un modo u otro lo sabe. La cuestión ya no tiene arreglo. Y lo único que se consigue es desanimar aún más a aquellos a los que se riñe. Hay que esperar ocasión mejor para reñir, y de momento animar, animar, animar para apretar los dientes y seguir. Si riñes en un gol, los perderás. Nunca se riñe en un gol. He aplicado esta regla desde entonces, tanto en el futbol como en el resto de mi vida. Y puedo aseguraros que funciona. Solo reñir en ocasiones de peligro, nunca en situaciones de crisis.

Es una regla de oro y vulnerarla me hace enfadar. Lo siento. No fue mi intención recriminar a nadie, solo intentaros hacer ver el camino sin que se aumentase el mal hecho. Reñir, llamar la atención es todo un arte. De nada vale reñir a destiempo o cuando la gente no puede atender, ya sea por cansancio, por inactividad o por estar a la contra. Solo se obtendrá TODO lo contrario. Por eso no valdrá de nada reñir tras el partido, la gente ya no está en situación.

A un portero sólo lo entiende otro portero. Lo siento. Puedo deciros que tenéis un buen portero, Carlos. Hace cosas que yo no hacia a su edad ni de lejos. Pero como al resto de porteros, hay que animarlo siempre, lo haga bien o mal. La moral de un portero es lo más quebradizo que existe, su responsabilidad es enorme y él lo sabe. Lo sabe porque es del tipo de portero que yo llamo “serio”. Un ligero fallo, y supone un gol en el casillero del equipo. Él no puede eliminar su tensión corriendo, esta anclado a su portería, rumiando lo que ha hecho y el porque. Sin más ambición que esperar que el equipo rival cree de nuevo peligro en SU portería, poniéndolo de nuevo a prueba. Así que para un portero el futbol es un juego de empata o pierde. Por eso hay que animarlo siempre.

Yo, lo sabéis, en cada partido intento corregir un par de cosas o tres que veo me preocupan en él. No quiero interferir en el resto. Son pequeños detalles que él debe continuar puliendo, en si mismo, en su actitud. Cada día intervengo menos, quiero corregirme en eso, aprender solo a ver.
El pasado domingo vi tres que me preocuparon. Os las digo por si os sirven de algo con referencia a Carlos.

  1. Para un portero lo más importante es el balón. Nunca hay que perderlo de vista: es nuestro norte, nuestra obsesión, nuestro objetivo. El lo pierde de vista en las jugadas a balón parado. Lo ignora, al dar más importancia a mandar ordenando la defensa. Eso hace que no vea si se saca o no, si hay gesto de marca o no. Para un portero lo importante es parar, el resto es todo un valor añadido.
  2. La tensión y la concentración. Un portero no puede permitirse el lujo de irse del partido, mentalmente quiero decir. Cada uno fabricamos nuestra estrategia. La mía fue aprenderme de memoria la táctica de mi equipo y dedicarme a estudiar a los rivales, y a preocuparme por mis compañeros, animando y corrigiendo. Si un delantero se va del partido, si no se le cambia, lo único que se sucede es que no mete goles. Si un portero se va del partido será gol en contra seguro. Hay que trabajar la tensión y la concentración permanente.
  3. El mando sobre la defensa. El manda, si. Va por buen camino. Pero para mandar, tiene que haber cierto orden. En la segunda parte se observó cierto desorden en las jugadas a balón parado. De momento solo un recuerdo: Las barreras. Uno delante del balón, bien. Pero SOLO UNO marca barrera. Debe ser siempre el mismo, y no será el que se ponga delante del balón. Carlos debe saber quien es, y el que se ponga debe saberlo. La misión de Carlos es colocarlo, y la misión del que marca es SOLO mirar a Carlos. El resto de jugadores en barrera debe saber que su función es ayudar estándose quietos junto al marcador. Aquí hay que mantener la cabeza muy tranquila, orden y tranquilidad, nada de nervios, nada de prisas urgentes. Esto sólo se consigue repitiéndolo en los entrenamientos.
No quiero con esto llamaros la atención sobre las cosas que se hacen mal. Seguro que lo sabéis. Solo pretendo ayudar en lo que pueda, animando y corrigiendo cosas pequeñas. Cosas que sin interferir en vuestras instrucciones y planteamientos ayuden a Carlos a mejorar, dejándole TODA la libertad para ser él mismo. Cada uno somos distinto.


De nuevo pediros mis disculpas de modo sincero.

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